Dragon Age Dragon Age™: The Veilguard Dragon Age: Inquisition Dragon Age 2 Dragon Age: Origins Día de Dragon Age Blog de BioWare Tienda de BioWare Dragon Age™: The Veilguard Dragon Age: Inquisition Dragon Age 2 Dragon Age: Origins Día de Dragon Age Blog de BioWare Tienda de BioWare

Al vuelo

Por Lukas Kristjanson

"El Antaam reinará en Antiva. Y Treviso aprenderá a arrodillarse".

La voz sonaba controlada, pero no tranquila. Voz barítona acompañada de grava, experta en gritarles a los subordinados. Resonaba por las azoteas de teja mediante una proyección mágica, uno de los medios abandonados por imperios caídos hace mucho tiempo. Un sonsonete diario y omnipresente de la ocupación. Hubo decepción cuando paró, tanto para los oprimidos como para el opresor.

"Mi pie está levantado, Treviso. No quisiera tener que bajarlo. Obedezcan".

"¡Está hablando demasiado pronto!" Neri de Acutis, de cabellos rizados de plata, rastreó la voz que atravesaba las azoteas de teja. Saltó la brecha de un callejón y dio un giro rápido al aterrizar, atrapando su bastón de ébano entre los adobes de una chimenea. Una exhibición telegrafiada por el escudo de armas bordado en su ropa de cuero. Era uno de los antiguos Cuervos antivanos, descendiente de casi uno de los primeros. "El Carnicero amenaza a la nación, pero aquí estamos, ¡para moverle el suelo!"

"Y ten cuidado por dónde pisas, Neri", sonrió Noa, su hermana, cuando lo alcanzó. Su cabello era igual de plateado y rizado, y, por su tono, tampoco estaba impresionada. "No vamos a detener a nadie si caes en sus garras". Su advertencia se vio cortada por un ruido debajo, cuando media docena de hombros se abrían paso por un callejón atrincherado. "Son rápidos para su tamaño".

"No lo suficiente", sonrió Neri. "Por eso tenemos tiempo de mostrar estilo".

"¡Kithtaam!" Un Antaam, de piel ceniza y cuerpo grande, incluso para estándares kithtaam, rugió en el angosto callejón. Sus cuernos eran casi tan anchos como el pasaje, con las puntas pintadas de blanco y rojo, venenosas al tacto. No era un desconocido para los Cuervos. Era Kaathrata el Azote, reconocido por su brutalidad desde la toma de la ciudad. Los demás Antaam, detenidos por su llamado, se acobardaron cuando pasó; estaba claro que no solo su rango les infundía temor. "¡Van corriendo por arriba, idiotas! ¡Mantengan el paso o los azotaré hasta desollarles las espaldas!"

Neri tronó la lengua. "No me sorprende que el Carnicero sea cruel, si así es como sus tenientes tratan a los suyos".

"Los señores de la guerra reinan con el miedo", dijo Noa. "Pero sabemos cómo responder. ¡Vamos!" Cuando Noa saltó al techo siguiente, tiró una teja suelta sobre la azotea, misma que estalló a los pies del Antaam a propósito.

"¡Ahí!", dijo Kaathrata con desdén y sus ojos en las sombras se precipitaban hacia el centro de la ciudad. Al tiempo que perseguía, ladraba las órdenes. "¡Reúnan un batallón detrás de mí! ¡Verán cómo destrozo a mi presa!".

Otra orden desanimada llenó el aire. "La obediencia tendrá su recompensa, Treviso. Podemos liderar, o podemos aplastar".

"Por lo menos parece que Kaathrata lo disfruta", dijo Neri decepcionado. "Un villano que actúa como tal es más útil".

"Se nos acabaron las azoteas", dijo Noa, sin seguirle el juego. Habían llegado al final de las atiborradas mansiones del centro de Treviso, ya no tenían más tejas para saltar a su conveniencia. Por delante se encontraba la escarpada caída de los canales y puentes que limitaban con el mercado principal, una amplia plaza comunitaria que por lo general estaba llena de mercaderes de toda Antiva. Menos ahora durante la ocupación del Antaam y totalmente vacía a esta hora.

"Nuestro amigo nos pisa los talones", dijo Neri. "Hora de volar".

En el borde del techo había un poste de madera firme, con una marca en tinta negra: la silueta de un cuervo, con las alas extendidas. Difícil de detectar si no supieras buscarla, pero muy útil si lo hicieras. En el punto más alto del poste, estaba anclado un delgado cable que se extendía hacia el ocaso y se inclinaba hacia uno de los puentes de abajo.

Neri sacó una correa de cuero del brazo y la enredó en el cable. "¿Lista?"

"Siempre", le dijo Noa, agarrándole la cintura.

Saltaron impulsados desde el poste y se lanzaron al aire libre, deslizándose por el cable. Su peso combinado generó un descenso rápido. Cruzaron la brecha entre una mansión y un puente de piedra muy por delante del Antaam, pero aterrizaron sin sutileza. Noa dio una voltereta y se posicionó en cuclillas, pero Neri tuvo dificultades para estabilizarse y terminó apoyado en su bastón.

"Mis rodillas ya no funcionan como antes", dijo con una mueca.

"A eso se le llama vejez".

"Tengo dos años menos que tú".

"Yo no estaba hablando de números".

"Compórtense, habitantes de Treviso, y serán recompensados. No les conviene que abandone mi gentileza".

"Bueno", dijo Noa, ayudando a su hermano a levantarse, "¿le mostramos cómo nos comportamos?". Neri asintió con la cabeza y atravesaron el puente a toda velocidad.

Pero, a medida que pasaban la gran compuerta levadiza ornamentada al extremo del mercado, Neri al parecer tropezó y cayó sobre una rodilla. Noa lo agarró del brazo, pero no lograba ayudarlo. De repente se vieron indefensos, como si no solo el Antaam, sino también todos sus años, los hubieran alcanzado.

Kaathrata llegó al extremo abierto del puente y les tiró una mirada fulminante a los dos Cuervos. Sonrió y les señaló a sus hombres que se detuvieran, luego presumió al alzar su martillo de guerra sobre el hombro, enfatizando su peso. "¿Ya sin aliento?" expresó en voz alta. "O sin tiempo, como su ciudad. Y pronto, el mundo". Miró hacia atrás, como para asegurarse de que sus subordinados lo vieran y arrancó a toda velocidad por el puente. Se rio y elevó su martillo bien alto.

Neri y Noa observaban desde su lado de la compuerta de rejas. Era una compuerta marcada con tinta negra; tenía la pequeña silueta de un cuervo, con las alas extendidas. Difícil de detectar si no supieras buscar, pero muy útil si lo hicieras. Igualmente difíciles de detectar eran los dos cables enlazados en el suelo frente a ellos, justo el mismo tipo de lazo fuerte que había soportado su peso. Pero los extremos de estos cables no estaban anclados a una azotea conveniente. Llegaban hasta la parte superior de la compuerta levadiza y se enrollaban en sus engranajes.

Noa contó los pasos de Kaathrata, midió su velocidad y justo cuando el Antaam cruzó debajo de la compuerta, pateó la palanca que la mantenía elevada. Fue casi perfecto. Cuando cayó la puerta de hierro, jaló a los cables provocando que se sacudieran en el suelo a medida que los rebobinaba. Uno atrapó el brazo derecho de Kaathrata y mandó a su martillo hacia atrás. El otro se rompió e impactó la parte superior de su torso. Hubo un momento sorprendentemente tranquilo cuando cesó el ataque de Kaathrata. Un instante silencioso, después gritó de dolor, lo que hizo que el sonido hueco de huesos estirados atravesara los canales. Azotaron al Azote.

Kaathrata quedó sin aliento, el aire abandonó sus pulmones mientras se estrellaba contra la puerta que descendía. Sus hombres se acercaron corriendo del otro lado, pero el camino estaba bloqueado por la compuerta y por su propio líder enfurecido. "¡Levántenla!" gritó. "Sosténganla..."

Los cables se tensaban, lo estaban cortando, se incrustaban en sus costillas y amenazaban con levantarlo de un brazo retorcido hacia atrás. Varias manos intentaron sujetar la puerta y lograron evitar que cayera completamente. De un jalón, los hombres del Azote la elevaron a la altura del pecho y su líder pudo plantar los pies, aunque seguía atado.

Neri estaba parado y enderezó de modo relajado la vestimenta de cuero de su brazo que Noa había sujetado tan dramáticamente.

Kaathrata los miró con furia. "Un engaño", dijo con desdén. "Los Cuervos son engañosos".

"Artistas", corrigió Noa. "Que es diferente".

"Bueno, me atraparon", dijo el Azote. "¿Qué piensan lograr con eso?" Daathrata el Carnicero tiene a su ciudad. Y cualquier kithtaam va liderado por alguien tan fuerte como yo. Y pronto, más fuerte". Se reía, como si el desafío no fuera más que una broma. Más de sus hombres se reunían al otro lado del puente, varias docenas se acercaban a la puerta, listos para elevarla por completo. "Quien sea que haya puesto mi nombre en el contrato de los asesinos, les vio la cara de tontos".

"¿Como la tuya?" dijo Neri, ladeando la cabeza. "El contrato no se trata de ti".

Una explosión hizo eco por toda la ciudad. No estaba a la vista, ni siquiera fue cercana. Fue en la puerta del cuartel del Antaam. El mismo cuartel dónde se establecía Kaathrata el Azote.

"Eres la distracción", terminó Noa.

La voz lejana regresó al aire, pero ahora sí parecía tener entusiasmo. Quizás incluso emoción. "¡Antaam! ¡Los Cuervos están sacando las garras! ¡Regresen para expulsarlos! ¡Es una orden!"

Los Antaam que cruzaban deprisa por el puente se detuvieron, confundidos. Se veían preocupados por no saber a quién obedecer: a su jefe militar a lo lejos o a su teniente enredado.

                "Adelante, vayan", dijo Neri, despidiéndolos con la mano. "¡Ya oyeron al Carnicero!"

                "Y también a Kaathrata", agregó Noa. "Hay otros tan fuertes como él. ¡Y no son el Azote!"

Sus palabras hicieron reacción en cadena entre los Antaam. Una liberación. Había dirigido mediante el miedo y ahora ya estaba perdido. El próximo Antaam de la jerarquía, y, por lo que parecía, el próximo a tomar el mando, le indicó al resto que dieran la vuelta y lo siguieran. Los que sostenían la compuerta fueron los últimos en marcharse. Miraron a los Cuervos y a su líder atado, luego soltaron la puerta para unirse a sus compañeros.

                "¡Cobardes! ¡Traidores!" bramaba Kaathrata. "Los voy a despellejar a to..."

El hierro pesado cayó, seguido del martillo de Kaathrata, su brazo ya no podía sostenerlo. Los cables los arrastraron hasta que quedó pegado a la apertura para los cables del mecanismo de la compuerta. Forcejeaba contra los engranajes, pero cada aliento solo hacía que los cables lo jalaran más. Inevitablemente llegó el momento en que la puerta se encontró con el suelo. Y Kaathrata el Azote se quedó elevado donde los Cuervos le pudieran picotear los ojos.

Cuando llegara la mañana, también las aves.

***

El día estaba radiante, el mercado bullicioso y los rumores solo giraban en torno a los eventos de la noche anterior.

"¿Escucharon...?"

"¿Vieron...?"

"¡Siguen por ahí!"

"¡Están luchando por nosotros!"

Neri y Noa de Acutis sorbieron su "ammazzacaffe" y dejaron que toda la emoción de los habitantes de Treviso los inundara.

"¿Sabes quién tomó el contrato?" Noa preguntó.

"No", dijo Neri. "Otro cuervo, o alguna amistad. Alguien que sea mejor escalando muros". Le dio un golpecito a su bastón y tomó un trago. "Una cacería para los jóvenes".

"El Carnicero sigue con su sonsonete de todos los días", dijo Noa, agitando una alarmante cantidad de azúcar en su bebida. "Pero le dimos pausa. La mitad de sus armas extrañas están en llamas".

"Las reemplazará, pero le va a costar". Neri se volvió a sentar, pensativamente. "Si debilitamos la ocupación, lo arrinconamos todo; y cuando el nombre del Carnicero esté por fin en el contrato, no habrá aspirantes a su puesto".

"Qué lástima", respondió Noa, sonriendo detrás de su copa. "Me gustaría matar a algunos de esos aspirantes".

Neri le correspondió la sonrisa. "De acuerdo. Pero hasta entonces, elaboremos nuestro mensaje para responder al suyo". Levantó su copa. "Los Cuervos gobernarán en Antiva".

A lo que Noa agregó su parte. "Y Treviso será libre".

Historias relacionadas

Día de Dragon Age 2023

Dragon Age
4/12/2023
Día de Dragon Age 2023
¡Feliz Día de Dragon Age a nuestros amigos de todo Thedas! Entérense de todas las formas en que lo estamos celebrando.

Día de Dragon Age 2022

Dragon Age
4/12/2022
Día de Dragon Age 2022
¡Feliz Día de Dragon Age les desea BioWare desde Thedas!

Actualización del juego - Un nuevo paso para Dragon Age: Dreadwolf

Dragon Age
26/10/2022
Cada vez más cerca de completarse.
El equipo está increíblemente feliz de anunciar un gran paso en el desarrollo del juego que ahora conocemos como Dragon Age: Dreadwolf™: ¡Ya logramos completar la fase alfa!